Economía Política

Retenciones: el error de Fernández en su advertencia al campo

“El productor de carne tiene la posibilidad de vendérsela al carnicero o vendérsela a China a un precio enorme. Yo necesito que ellos exporten porque necesito dólares que entren. Pero lo que no pueden es trasladar a los argentinos los precios internacionales porque no producen en precios internacionales. Ellos no producen en dólares”.

Además de haber amenazado al campo con más retenciones y cupos para exportar si no bajan los precios de los alimentos, con esta frase puntual sobre la carne el Presidente abrió otro frente de conflicto. Al decir que “no producen en dólares” omitió lo que ocurre en la producción donde, según la actividad, hay costos dolarizados en mayor o menor proporción.

Según un trabajo de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) de diciembre pasado, en promedio a nivel país el 54% de los costos de hacer una hectárea de soja están dolarizados.

Por el lado del cultivo de maíz, el 59% de los costos se encuentran dolarizados. La bolsa de un híbrido de maíz, un herbicida, insecticida o el fertilizante tienen referencias en dólares. Por más que en el mercado local se los pague en pesos, cuando aumenta el dólar se necesitan a su vez más pesos para adquirirlos.

Los porcentajes que señaló FADA son sin incluir el costo de la tierra, como el alquiler. La situación se agrava si se incluye este concepto. “Si se considera el costo de la tierra dentro del esquema de costos, los costos dolarizados en una hectárea de soja pasan a representar el 68%”, señaló FADA. En maíz incluyendo la tierra los costos dolarizados trepan al 67%.

Respecto de los costos pesificados, según el trabajo suele haber una “alta relación” con el dólar. Para FADA, esto es así por “la rápida transmisión de la devaluación a los precios que hay en una economía inflacionaria como la argentina”.

Además, señaló, “porque dentro de los costos pesificados está, por ejemplo, el flete cuyos costos dependen en gran medida del precio del combustible y este está ligado directamente al precio del petróleo y del dólar. Lo mismo con las labores”.

En el caso de la ganadería, los costos dolarizados tienen un mayor peso en el feedlot, por el alto uso de la alimentación con maíz y otros productos.

Respecto de los tambos, la semana pasada la Mesa de Enlace dijo que la actividad tiene un 80% de costos dolarizados y que con $21,36 por litro de precio para la materia prima no se cubren los mismos. En el sector tambero hacen una definición contundente de que las vacas comen dólares pero se les ordeñan pesos.

Todo esto contrasta con la simplificación que buscó hacer Fernández en su advertencia al campo con más retenciones y cupos para exportar.