Política

Escuelas bonaerenses: los tres aspectos claves de la secundaria que funcionan informalmente y buscan legitimar este lunes

La Dirección General de Cultura y Educación (DGCyE) de la provincia de Buenos Aires, encabezada por Alberto Sileoni, presentará ante este lunes el Consejo General de Cultura y Educación un proyecto que busca reformar tres aspectos centrales de la escuela secundaria bonaerense: la organización de la enseñanza en dos cuatrimestres, en lugar de tres trimestres; la institucionalización del Registro Institucional de Trayectorias Educativas (RITE), un sistema que califica conceptualmente la trayectoria de los estudiantes como “avanzada” (TEA), “en proceso” (TEP) o “discontinua” (TED), y, la implementación de instancias de intensificación para acreditar materias en lugar de las tradicionales mesas de examen, punto que genera el mayor debate y es resistido por la oposición.

Desde la DGCyE confirmaron la información y explicaron que el objetivo es dar continuidad a lo que se viene desarrollando desde hace tres años, dado que actualmente las escuelas secundarias bonaerenses ya están organizadas en dos cuatrimestres, utilizan el sistema de calificación conceptual y la intensificación de la enseñanza. Por eso, proponen que las reformas se implementen desde este mismo ciclo lectivo.

Sin embargo, aclararon que, en caso de implementarse, seguirían vigentes el mismo régimen académico, la calificación numérica para aprobar materias y el sistema de promoción con dos materias pendientes como máximo.

El documento en el cual se presenta el proyecto señala, en primer lugar, que el ciclo lectivo se organizará a partir de materias anuales divididas en dos cuatrimestres. “En general, es algo muy valorado por los docentes, ya que les otorga un tiempo más prolongado para la planificación de la enseñanza”, dijeron al respecto voceros de la DGCyE.

En segundo lugar, que las instancias de intensificación son períodos específicos del ciclo lectivo (diciembre, febrero y marzo) en los que se pauta un tiempo de enseñanza y aprendizaje con vistas a la acreditación de una materia. “Son instancias de evaluación en las que los docentes despliegan una serie de estrategias pedagógicas de evaluación, como orales, escritas, trabajos prácticos, etc., pero de todas formas, las comisiones evaluadoras siguen vigentes para las materias pendientes”, recalcaron desde la DGCyE.

Es decir, si un alumno de tercer año se lleva literatura deberá acreditar la materia mediante una instancia de intensificación en diciembre, febrero o marzo, pero si además tiene una materia previa de ciclos anteriores, por ejemplo, matemática de segundo, rendirá ante una mesa de examen esa asignatura.

En tercer lugar, el documento plantea que los estudiantes serán calificados cualitativamente al promediar cada cuatrimestre, en mayo y octubre, y al finalizar los mismos mediante tres categorías: trayectoria educativa avanzada (TEA), en el caso de que alcanzaran los aprendizajes correspondientes y sostuvieran una buena vinculación pedagógica; trayectoria educativa en proceso (TEP), en el caso de que no lograran de forma suficiente los aprendizajes correspondientes, pero que mantuvieran una buena vinculación pedagógica; o trayectoria educativa discontinua (TED), en el caso de que no alcanzaran los aprendizajes correspondientes y tuvieran una escasa vinculación pedagógica.

“La institucionalización del RITE sería un aporte valioso. Fue empleado como una estrategia de evaluación en la situación inédita de la pandemia, y contribuyó a elaborar un registro nominal de todos los estudiantes que permitió el acompañamiento y seguimiento de sus trayectorias educativas, a la vez que estableció quiénes requerían realizar períodos de intensificación de la enseñanza (más tiempo escolar, más enseñanza, más aprendizaje). Consideramos que describe más exhaustivamente las trayectorias de los estudiantes, exhibe aquello que no aprendieron y por qué. De todas formas, la calificación numérica se sigue utilizando al aprobar la materia a fin de año o bien al cierre del ciclo lectivo en febrero”, sostuvieron las fuentes.

La llegada de la pandemia y su consecuente aislamiento social obligaron al sistema educativo bonaerense a realizar numerosos cambios. Por ejemplo, en 2020 se implementó un modelo de promoción semiautomático en el que todos pasaron de año. En 2021, se permitió tener hasta seis materias previas para pasar al siguiente nivel, y durante el año pasado se retornó al sistema original en el que los alumnos pasan de año con hasta dos materias pendientes. Sin embargo, otros cambios introducidos en el escenario pandémico, como el del sistema de calificaciones conceptuales, la organización en cuatrimestres y la intensificación de la enseñanza, permanecen aún hoy.

“Con esto quieren legalizar lo que viene funcionando de manera ilegal”, cuestionó Diego Martínez, miembro del Consejo General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires por Juntos por el Cambio.

“Lo de la cuatrimestralización es algo lógico, pero el período de intensificación es un error porque se eliminan las mesas de exámenes que son una garantía tanto para el docente como para el alumno. Y la ambigüedad en la calificación es muy grave, porque no tiene ningún sentido”, opinó.

La propuesta generó ruido entre algunos sectores educativos porque reflotó una polémica vieja: en febrero, la DGCyE buscó aprobar un proyecto que reformaba el régimen académico vigente desde 2011 y permitía que los alumnos secundarios bonaerenses pudieran avanzar a pesar de tener materias adeudadas, pero dada la controversia el proyecto se retiró del orden del día y no fue tratado en el consejo. La propuesta también incluía un nuevo ordenamiento de las materias, que se organizaban en grupos de asignaturas afines.

Por entonces, distintos especialistas en educación coincidieron en que si bien la repitencia no es útil, implementar estos cambios sin modificar el esquema pedagógico y curricular no tenía sentido, y además señalaron la falta de claridad del proyecto.