Política

Las lógicas profundas de un resultado imprevisto

No hay una razón única para explicar el rotundo triunfo de Sergio Massa, el candidato oficialista y al mismo tiempo ministro de Economía en la primera vuelta, en medio de una crisis económica extrema y de resonantes escándalos de corrupción protagonizados por dirigentes del partido gobernante.

El voto duro y el aparato peronista unido y en acción, la mala campaña de Juntos por el Cambio y de Patricia Bullrich, la atemorizante excentricidad radical de Javier Milei, la capacidad de acción y de cambiar de piel de Massa, el “plan platita”, el corte de suministros de anabólicos del peronismo a los libertarios, la campaña del miedo y el voto útil son razones poderosas para evaluar lo ocurrido anoche.

Son muchos los factores que sumados permiten comprender lo sucedido sin caer en el pensamiento mágico o en elucubraciones peores. No es increíble. El sufragio se decide en muchas dimensiones.

El ballottage entre Massa y Milei será otra cosa y empieza ahora otro partido. Aunque el candidato de Unión por la Patria (UP) parte con ventaja por lo sumado ayer, por los recursos con los que cuenta desde el control del Estado, de los que ya ha demostrado que es capaz de usar a discreción, por la ordenada campaña que realizó, por los temores que despierta Milei, y por los errores que el libertario y sus candidatos cometieron en la campaña y le impidieron ampliar su base de apoyos.