Economía

Tensión en la Red: El consumo energético pulveriza marcas históricas y hay cortes puntuales.

La ola de calor que azota al Área Metropolitana de Buenos Aires y la zona centro ha llevado al sistema energético nacional a una situación de estrés máximo. A las 14:00 horas de hoy, la demanda de potencia del Sistema Argentino de Interconexión (SADI) superó los 30.000 MW, rompiendo el récord histórico registrado en el verano de 2024. La masificación del uso de aires acondicionados, combinada con la actividad industrial plena, ha dejado a la red operando sin margen de reserva.

Cammesa, la compañía administradora del mercado mayorista, ha ordenado la entrada en servicio de todas las centrales térmicas disponibles y la importación de energía de emergencia desde Brasil y Uruguay para sostener la tensión. Si bien la generación alcanza para cubrir la demanda, el problema radica en la distribución: los cables de media y baja tensión en los barrios de alta densidad no logran disipar el calor, provocando fallas y cortes focalizados que afectan a unos 150.000 usuarios en el AMBA.

El Gobierno monitorea la situación desde un comité de crisis. Saben que un apagón masivo (“blackout”) sería un golpe político durísimo tras los aumentos de tarifas justificados en la promesa de inversión. Las distribuidoras Edenor y Edesur han desplegado cuadrillas de emergencia y grupos electrógenos en hospitales y plantas de agua, pero admiten que ante temperaturas extremas sostenidas, la física de los materiales tiene un límite.

La situación climática expone la fragilidad de una infraestructura que, si bien ha recibido inversiones recientes, arrastra décadas de descapitalización. El alivio llegaría recién el fin de semana con la rotación del viento, pero hasta entonces, el sistema eléctrico argentino camina por la cornisa.